Sí, un vino tinto es muy bueno, pero un blanco puede serlo igual y en ciertas ocasiones hasta mejor. Especialmente en época de calor, con ciertos platillos, para muchos gustos o para diferentes momentos lo ideal siempre será un blanco por sobre cualquier otro tipo de vino.
Ya debe quedar atrás ese mito de que el blanco es para mujeres, de que es muy restringido para maridar o que es un vino sin chiste. Por el contrario es una bebida que abarca mucho y que comprende una gama muy grande de variedades de uva con diferentes expresiones.
Por ejemplo, la uva Chardonnay, considerada la reina de las blancas y de las más plantadas en el mundo es sumamente versátil. Puede tener expresión de frutos blancos como manzana o pera, de frutos tropicales como piña y maracuyá, de notas fermentadas como pan y levadura, y en ocasiones ahumados.
No es lo mismo un Chardonnay argentino, que uno estadounidense o de Francia, que es donde nació, específicamente se dice que en Chablis. Lo mismo ocurre con la gala Sauvignon Blanc, también versátil, pero sobre todo fresca.
La Sauvignon Blanc ha trascendido fronteras y es que además de Francia, en México genera buena expresión, al igual que Nueva Zelanda o Chile.
La oferta no acaba ahí y es que hay uvas menos comunes como la Gewürztraminer que puede tener notas a rosas y litchi, la Verdejo que suele ser herbal en la región de Rueda, la Albariño que es sumamente potente y refrescante en Rías Baixas o la sutil Verdicchio italiana que abre el apetito.
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