Muchos de los vinos espumosos existentes no se crean como otras bebidas carbonatadas inyectándoles gas. Se trata de un proceso que nació por accidente, pero que encantó al paladar de todos.
Fue Dom Pérignon quien accidentalmente descubrió como crear burbujas en el vino al dejar unas botellas guardadas que por tener azúcar residual experimentaron una segunda fermentación.
Lo que sucede es que las levaduras se comen el azúcar que tiene el vino y producen dióxido de carbono (gas) que se integra al líquido. Ancestralmente esto sucedía de forma espontánea, pero hoy el proceso para obtener burbujas de esta manera se llama método tradicional o champenoise.
Justamente en la región de Champagne nació este proceso que ha sido perfeccionado y ahora tiene una metodología.
Primero se agrega el licor de tiraje, un vino dulce con levaduras que hará que arranque esa segunda fermentación. Una vez formadas las burbujas, el vino se deja reposar y se va acumulando la levadura muerta en la punta de la botella para retirarla después.
Una vez que la levadura está en la punta, se congela por lo general y se abre la botella para que salga disparada. Luego se agrega el licor de expedición que dará el dulzor final al vino. A un brut nature prácticamente no se le agrega porque es el más seco de los espumosos, pero a un semi sec se le agrega cierta cantidad para darle dulzura.
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