Chile fue el primer país sudamericano en irrumpir de forma contundente en el mundo del vino internacional. En principio sus precios accesibles y su gran producción fue lo que hizo llamar la atención de los mercados, hoy ha elevado su calidad para competir con muchos otros países.
La ubicación de la mayoría de los valles en Chile tiene grandes beneficios para que las viñas crezcan de forma saludable y den frutos de calidad.
Por un extremo estas zonas reciben la brisa fría que baja de la cordillera de Los Andes que es el límite con Argentina. Por el otro llega la brisa fresca del mar, donde la temperatura del agua está a 15 grados Celsius gracias a la corriente de Humboldt que transita por el Océano Pacífico.
Ambas refrescan a la viñas durante los días de verano que llegan a ser muy cálidos en ocasiones.
Gracias a la cordillera llega el agua, generalmente de deshielo, o en las planicies se puede hacer un pozo y es fácil encontrarla.
Las barreras que crean la cordillera por el este, el mar al oeste, los glaciares al sur y el desierto al norte ayudaron a que estas tierras no recibieran la filoxera (plaga que ataca a las raíces de las plantas y puede erradicarse al hacer injertos), misma que destruyó viñedos europeos hacia finales del siglo 19.
El clima no llega a ser tan extremo como sucede en Europa, aunque el frío de la noche contribuye a que los azúcares de los frutos se concentren mejor y aporten sabor al producto final.
Chile es un paraíso del vino porque muchas variedades de uva se pueden cultivar en sus diferentes valles y por eso la diversidad en la oferta es tan amplia.
Recuerda que julio es el mes en que bodegas como Viña Las Niñas, Ramirana, Alvinde y Carmen te bonifican el 20% de su costo en tarjeta Almirante. Llegó el mes en que debes conocer las propuestas de vino chilenas.