Para asegurar el lugar de elaboración, calidad y buena manufactura de los productos se han creado denominaciones de origen, y tanto vinos como destilados tienen este reconocimiento.
Mientras países como España o Francia manejan cientos de denominaciones de origen (D.O.), en México existen menos de 20 aunque la mayoría destinadas a bebidas.
Este reconocmiento sirve para garanatizar diversos elementos de un producto, pero a la vez permite que no pueda ser reproducido o elaborado en lugares distintos o con materias primas diferentes.
En el caso de vinos de las zonas de Rioja, Champagne o Prosecco también se avalan condiciones de manufactura, áreas delimitadas y calidades. Mientras que en destilados como tequila, coñac o calvados se reconocen tradiciones, categorías y los elementos naturales que se usan.
Todas estas características las supervisa un Consejo Regulador integrado por los mismo productores, autoridades gubernamentales y expertos para que el producto final cumpla con todas las normas relacionadas a él.
Existe un pacto con el resto del mundo para respetar todos estos productos, aunque es difícil evitar encontrarse con artículos piratas que emulan a los originales. Sin embargo, un sello o una etiqueta (muchas veces hologramas) avalan la autenticidad de los productos.
Siempre es importante adquirirlos en lugares establecidos, por los precios correctos y en buenas condiciones.
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